Esta gran Tormenta humildemente te manifiestas, escaza llovizna, frió viento y uno que otro trueno que se queja a lo lejos y se vs apagado, se instalan reveldemente esta tarde. Todo el cielo convertido en un manto de color pálido que y sucio, nos acompaña de alguna manera en la propuesta menos pensada. Nos atrapo en un abismo de melancólicos mensajes. No se por que se hizo presente tu ausencia, y quizá por esto, o por que toda esa tarde soleada que tenia se convirtió en otro tapiz, la añoranza. Me nuble de el cielo de espesas y densas palomas grises que vengaban contra tu distancia.
Pero no, tal vez, mejor dicho, por qué no? pero el firmamento en realidad se cubrió de este perturbado pensamiento, para llorar con las gotas de un léxico mucho mas profundo que este, que el suelo como yermo lo recibe como virgino, como por primera vez. Uno se puede dar cuenta con los olores que emergen de la tierra, cada gota regala una manifestación de aquel contraste con esa mezcla de los sudores de los amantes. Definitivamente ya, después de toda esta galanteria de cortejos, se llenaron las calles de torrentes y eufóricas que se buscaban una salida a toda esa energía que convertía el mundo en una sola gota inofensiva.
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Lluvia copiosa que a estas alturas, casi camorrera insentivadora de solo tonterías, locuras, me regala un bledo con esta nota...
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No vengo de lejos, solo vengo. No voy a ningún lugar, ya llegué. No intenten detenerme, menos molestarse conmigo, pues es inútil, igual caeré...
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No se procure motivo, ni fin, ni muerte. Solo deja salir eso que tienes para mi. Aunque fuese una sola e insignificante idea. Y si no es mucho pedirte, solo ámame.
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Solo déjame morir para volver a nacer desde mis imparciales caricias, manos enamoradas, locas y desquiciadas. Ausencia, perdoname por no molestarme entonces. Y si te place solo sigueme, hasta que me pierda en el rincón de las nubes.
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Entonces me quedo con la duda de que si llovió o no. Tan larga fue la espera que ya olvide al tiempo, me he dedicado en silencio, palabras que hoy suspiro en esta prosa. Hoy sin querer reconocer la verdad, solo me dedico a las lluvias, ella misma, mi carencia, mi prosa en carencia, de una lluvia, eso es todo. Estoy empapado.
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De a poco este día se me nubla, se apaga a media noche con la garua que cae con una disciplina continua, discreta compañía. Las dichosas campanas repican en un silencio tan sospechoso, dentro de todo mi entorno las noticias que no existen. Y yo me pregunto...